La centralidad de la Biblia

¿Qué significa la centralidad de la Biblia

en mi función como docente de teología?

Pablo Partida Gómez

La base fundamenta de todas las creencias que sostiene la Iglesia Adventista del Séptimo Día es la convicción de la Biblia es la Palabra de Dios. «Por medio de esta Palabra, Dios ha comunicado a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la salvación»[1]. Por consiguiente, la Biblia es la norma de carácter, el criterio para evaluar toda experiencia humana, la revelación autorizada de las doctrinas y un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia.[2]

Debido a que la Biblia es la revelación suprema de Dios a nuestro mundo, la cual nos habla del carácter que debemos tener con el fin de alcanzar la vida eterna, veo una imperiosa necesidad de reorientar mis funciones como docente de teología. Reconozco que como maestros que dedicamos nuestro ministerio a la enseñanza teológica existe el peligro de que los alumnos estudien las Sagradas Escrituras y aun así ignorar su poder (Marcos 12: 24) y ser incapaces de obtener la salvación (S. Juan 5: 39), ante tal posible peligro veo la necesidad de tomar algunas medidas importantes que hagan de la Biblia el centro de mi enseñanza y alejen toda posibilidad de que las tradiciones o ideas humanas prevalezcan sobre la revelación de Dios.

Para alcanzar tal objetivo he delineado los siguientes puntos:

1. La Biblia es la única guía de salvación y fuente de toda sabiduría. Por tal motivo, parte de mi tarea como docente de teología es enseñar al alumno a amar la Palabra de Dios y hacer de ella el principal consejero en la toma de todas sus decisiones. La Biblia debe ser para los estudiantes de teología el fundamento de estudio en cualquiera de las ciencias y mediante ella se debe filtrar toda enseñanza humana. La Biblia debe ser para todo estudiante ministerial el gran libro de texto. Sobre ella se debe construir o destruir cualquier propuesta teológica. El alumno debe aprender no solo conocimientos técnicos de las ciencias bíblicas, sino la destreza necesaria para tener un encuentro con Dios, pues en esa comunión obtiene la vida eterna.

2. La Biblia debe ser para todo alumno de teología la regla de vida y el medio de perfeccionamiento en su madurez cristiana. Una de mis principales preocupaciones como docente es que el alumno de teología no solo obtenga un conocimiento teórico de la Biblia, sino que aprenda a aplicar sus principios en vida de forma relevante. Que todo alumno entienda que el principal objetivo del estudio de la Biblia es la aplicación de esos principios y que como resultado genere una vida transformada. Para ello, debo en primer lugar asumir el compromiso como maestro no solo de ser un estudioso de la Biblia y de igual forma, que ella me transforme para ser un ejemplo a mis propios estudiantes. Como profesor debo tener una mente bíblica que pueda discernir la paja del trigo al momento de enseñar y analizar las diferentes propuestas filosóficas y teológicas en el aula de clase.

3. La urgente necesidad de enseñar a los alumnos a interpretar correctamente la Biblia a fin de desarrollar una teología saludable que fomente el crecimiento espiritual en la vida del joven ministro. Reconociendo que dentro de la Biblia se encuentran escondidas joyas inagotables porque es la sabiduría de una mente infinita, es necesario que los alumnos de teología aprendan a usar las herramientas adecuadas para que, con el auxilio del Espíritu Santo que guía a toda verdad (Juan 14: 26), sean capaces de interpretar correctamente las Sagradas Escrituras. No ignorando en todo momento que nuestra mente es finita y que el pecado afecta nuestra forma como podemos interpretar la Biblia, es mi deber como maestro enseñar la imperiosa la necesidad de revelación e iluminación de parte de Dios para estudiar las escrituras de una forma más efectiva.

4. Renovar mi compromiso de hacer de la enseñanza de la Biblia el centro de mi vida devocional y espiritual. Es mi propósito que pueda dedicar tiempo al estudio de la Biblia de forma sistemática con el objetivo de mi crecimiento espiritual. Ser consciente en todo momento que el propósito de mi vida es glorificar a Dios en todo lo que hago y en todo lo que soy. A partir de esta reflexión deseo que toda mi enseñanza bíblica sea Cristo céntrica y de esta manera lograr que toda mi práctica docente tenga como propósito dirigir a los alumnos a ser conformados a la imagen de Cristo al ser transformados mediante la renovación de su mente, alma y cuerpo (1 Corintios 10: 31).

Reconociendo que la Biblia debe ocupar un lugar central en mi ministerio docente, es mi deseo reconocer a Cristo no solo como el pilar de toda la doctrina bíblica sino como el centro de todo proceso de enseñanza y aprendizaje. Para alcanzar este objetivo me comprometo a integrar la Palabra de Dios en la enseñanza de cada una de las materias y actividades a lo largo de mi carrera. También me comprometo a instruir y modelar el carácter de Cristo mediante una tutoría pastoral en el trato diario con los estudiantes.

[1] Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Creencias de los Adventistas del Séptimo Día,13 [2] Ibid.